Seleccionar página

El quebrantahuesos, la especie amenazada

Imagen: The Animaterra

Ver volar a un quebrantahuesos provoca una serena sensación de bienestar, por su majestuosidad y perfección para el vuelo. En el siglo pasado el Gyapetus barbatus sobrevolaba el cielo de toda Europa. Estuvo a punto de desaparecer, puesto que ha sido una de las aves ibéricas más amenazadas.

Reflejado en el catálogo de especies en peligro de extinción de nuestro país desde el año 1.990. Los motivos que influenciaron sobremanera esa situación: la destrucción de su hábitat, la persecución, la caza ilegal, los cebos envenenados, los tendidos eléctricos, las infraestructuras aéreas, la regresión de la ganadería extensiva.

Afortunadamente las medidas de conservación por la implicación mutua de colectivos privados y administraciones públicas, han creado estrategias para conseguir salvarlo del exterminio.

Imagen: La Cerca.com

Descripción Morfológica

Su envergadura oscila entre 3 metros. La longitud ronda los 1,10 y 1,50 metros. El peso aproximado está en 4,5 y 7 kilos. La hembra suele ser de un tamaño ligeramente menor que el macho. El color del plumaje varía con la edad, distinguiéndose hasta 4 tonalidades diferentes a lo largo de su vida.

Siendo adulto posee las plumas blancas del cuello y un collar de plumas negras. La cabeza también presenta plumas blancas y un antifaz negro. Los ojos del quebrantahuesos son muy llamativos debido al anillo rojo y el iris blanco amarillento. Los ejemplares jóvenes poseen una cabeza negra y el color de su plumaje es más oscuro que en los adultos. Los diferencia las plumas blancas, presentes en el dorso, desaparecen cuando se acercan a la adultez. Su silueta es esbelta, las alas son largas, puntiagudas y estrechas, la cola alargada en forma de rombo.

Imagen: El Periódico

Alimentación

La alimentación básica del Gyapetus son los huesos. Es capaz de ingerir huesos de 20 centímetros de longitud. Cuando son demasiado grandes para poder tragarlos, los agarra con sus patas y asciende varios metros dejándolos caer. Son zonas rocosas denominadas rompederos, para partirlos en fragmentos pequeños.

Un ejemplar adulto es capaz de basar su dieta en un 75% en huesos, el resto correspondería a restos de piel y de carne. Las crías suelen alimentarse de carne mayormente, puesto que no poseen la experiencia necesaria para quebrar los huesos.

En el Centro de Cría del Quebrantahuesos, situada en la Sierra de Cazorla, gestionado por la Fundación Gypaetus. El alimento es suministrado por los/as trabajadores/as y voluntarios/as. Se les alimenta con huesos de cordero, cabra y conejo. Después regurgitan los restos que no han podido digerir en forma de egagrópila, bola de restos de alimentos no digeridos.

Imagen: Escuela de veterinaria MásterD

Reproducción

El ciclo reproductor se divide en varias etapas. Prepuesta de septiembre-noviembre. Incubación de diciembre-febrero. Crianza de marzo-agosto. Y emancipación de los pollos en enero. En este periodo la especie realiza actividades relacionadas con la construcción del nido, defensa territorial y actividad sexual.

El quebrantahuesos normalmente es un ave silenciosa, pero en esta fase nupcial emite silbidos alargados y penetrantes. Los materiales para la construcción del nido son ramas y lana. La incubación es de uno o dos huevos, con un intervalo medio de seis días entre el primer y segundo huevo. La incubación dura en torno a 55 días.

Polluelo nacido en cautividad. Imagen: rtve noticias

Hábitat

Cerrada de la Magdalena. Sierra de Castril. Imagen: Carmen Sm

El quebrantahuesos habita en zonas montañosas y escarpadas de grandes barrancos o acantilados. Desde ahí arroja los huesos que consigue para romperlos y alimentarse de ellos. Prefiere zonas de cuevas donde hacer sus nidos. Y suelen compartir hábitat con rebecos y cabras monteses.
En España tenemos una considerable población en el Pirineo Aragonés  y Catalán. No obstante a finales del siglo XX se han llevado a cabo una serie de programas de intervención con el objetivo de reintroducir la especie en Andalucía. Concretamente en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y el Parque Natural Sierra de Castril.
En el año 1996 se creó el Centro de Guadalentín donde se crían quebrantahuesos hasta su liberación al medio natural. A partir de ese momento se realiza su seguimiento. En 2010 se avistaron tres ejemplares en la Sierra de Castril. Entre los años 2013 y 2017 se volvieron a avistar ocho ejemplares. Verificando de este modo la efectividad de este novedoso proyecto.

Si quieres saber más sobre este impresionante ave, te invitamos a conocer la gran labor que realizan en la Fundación Gypaetus en Cazorla en pro de esta especie.

«Nos encargamos de la conservación ex-situ del Quebrantahuesos dentro del Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos en Andalucía, programa de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía. Además llevamos a cabo la divulgación y difusión del proyecto».

Imagen: Antonio Cano y José Antonio Valverde. Sierra de La Cabrilla

Curiosidades sobre el Gypaetus barbatus

Los individuos liberados en la Sierra de Castril, viajan por sierras andaluzas durante los 4 primeros años, seguidamente son capaces de emigrar a sierras más lejanas localizadas al Este de la Península Ibérica, la Cordillera Cantábrica o los Pirineos.
A los ejemplares soltados se les incorpora un emisor con el objetivo de realizar un seguimiento.
Se alimenta principalmente de huesos de cabras y ovejas, realiza una labor de limpieza natural, puesto que retira de los paisajes los cadáveres de los animales, evitando infecciones de los suelos o el agua por ejemplo.
El quebrantahuesos vive solo o en pareja y puede buscar la comida por su cuenta.

El pH del estómago es impresionante, alcanza una escala de 1 (muy ácido) que le permite facilitar la digestión de los huesos.
La mayor población de quebrantahuesos se encuentra en las cumbres del Himalaya y en los Pirineos.
En el Centro de Europa fueron perseguidos históricamente por falsas leyendas, narraban que se llevaban a los/as niños/as entre sus garras.

Las especies carroñeras se encuentran en el último eslabón de la red trófica, por ello juegan un papel primordial en la estabilidad y el equilibrio de la misma.  Por tanto su conservación es fundamental y responsabilidad de todos/as.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad